30/3/11

La Sibila y su importancia en Roma.


Estimados quirites!!

Se va acercando el vivo y aunque antes querría haber comentado algo sobre el listado definitivo de pjs y jugadores, como ha habido modificaciones importantes, prefiero introducir algo más de ambientación, hasta que todo quede claro. Voy a empezar por un personaje que se merece un post para ella sola, la Sibila. Espero que os guste y que os deje un poco más claro su importantísimo papel en la vida de Roma.

Por otra parte, pronto os diré cómo pagar la estancia y comida en la casa a la que vamos (Más de Zampa en Benaguasil).

Fortuna!!!
P.

Hace siglos, cuando todavía campaban los Dioses Olímpicos por la tierra, allá en la añorada Edad de Oro que contaba Hesíodo, una ninfa se enamoró de un humano de la Jonia y concibieron una preciosa niña, cuyo nombre nadie recuerda. Tenía el don de la profecía por su carácter semidivino y hacía sus predicciones en verso. Se la llegó a llamar Deífoba, palabra que significa deidad o forma de dios.

Se piensa que Apolo era el dios que la inspiraba y siempre se la asoció a sus templos. Por su devoción a él, le prometió concederle un gran deseo. La Sibila cogió un puñado de arena en su mano y pidió vivir tantos años como partículas de tierra había cogido; pero se le olvidó pedir la eterna juventud, así es que con los años empezó a consumirse tanto que tuvieron que encerrarla en una jaula, que colgaron del templo de Apolo en Cumas. La leyenda dice que vivió nueve vidas humanas de 110 años cada una.

En una ocasión se presentó como una mujer muy anciana ante el rey romano Tarquinio el Soberbio, un tirano al que su pueblo odiaba, y le ofreció nueve libros proféticos a un precio extremadamente alto. Tarquinio se negó, pensando en conseguirlos más baratos y entonces la Sibila destruyó tres de los libros. A continuación le ofreció los seis restantes al mismo precio que al principio; Tarquinio se negó de nuevo y ella destruyó otros tres. Ante el temor de que desaparecieran todos, el rey aceptó comprar los tres últimos, pero pagó por ellos el precio que la Sibila había pedido por los nueve, dándole una buena lección al soberbio rey. Poco después, fue asesinado por sus propios súbditos, los primeros Bruto, que fueron ensalzados por el pueblo y se instauró la República. A partir de ese momento, la Sibila siempre estuvo a su lado, aconsejándoles en los momentos de crisis. Nadie sabe mucho realmente sobre su orden religiosa e incluso este relato, no es más que una leyenda que corre de boca en boca.

Estos tres libros fueron guardados en el templo de Júpiter. Los custodiaba un colegio formado por 10 sacerdotes llamados decenviri sacris faciundis. En situaciones de crisis, los consultaban para ver si había una profecía que pudiera aplicarse a la situación del momento, puesto que los romanos pensaban que las desgracias acaecidas a la ciudad, eran una señal de los dioses: Por algún motivo, estaban ofendidos y había que seguir sus designios por boca del oráculo, para restaurar la Pax Deorum. El Senado convocaba a los decenviri y se acudía en pleno al templo para buscar la profecía que se adecuara al momento y se interpretaba (ya que eran bastante crípticas). Tras ello, se realizaba lo que podía expiar su culpa ante los dioses ofendidos y que habitualmente, era algún sacrificio o iniciar o detener alguna acción ciudadana de la que se sospechase que molestaba a las divinidades, como una guerra. Era todo un acontecimiento a nivel político y religioso, y que podía influir también a nivel militar.

En 83 a. C. el fuego destruyó los Libros Sibilinos originales y hubo que formar una nueva colección. Estaban escritos en griego, en hojas de palmera, pero tras su destrucción, pasaron a papiro.

Por ello, la Sibila era tan venerada y respetada por los romanos y sus consejos en tiempos de dificultades, eran imprescindibles. Era todo un acontecimiento que saliera de su templo y nada menos que ha decidido acudir a Villa Atia para este evento.

Salve, Sibila!!!

21/3/11

Cambios en la lista de pjs.

Hola de nuevo!!
Tras una semanita de vacaciones, vengo dispuesta a darle caña a la recta final del vivo. Pronto me reuniré con Teresa para darle los últimos detalles a todos y comentaros las novedades. Sólo quiero adelantar que Nuria (aka Gaia Pomponia) va a ser sustituida, por problemas de trabajo en el extranjero y que hay un nuevo senador en liza: Lucio Domicio Ahenobarbo. Pronto os mandaré foto de los nuevos jugadores y vuestra relación con el nuevo Pj.
Ahora me esperan montañas de ropa sucia...aggggggg.
De momento podéis tirar de wikipedia para saber algo más sobre él.
Nos leemos pronto!!
P.

10/3/11

Los Nombres de los romanos.


Ave!!!

Esta vez comentaremos algo que os será imprescindible de cara a la interpretación y que consiste en conocer un poco cómo se denominaban entre sí los romanos. Os he copiado y modificado un par de textos que he encontrado por la red, incluso os dejo los links por si queréis ojearlos.

http://clasicoslatinos.blogspot.com/

Se hará referencia al período que abarca la era republicana y principios del imperio, (vamos, la época del vivo) ya que más adelante el tema de los nombres se fue modificando.

Advertencia imprescindible para tratar cualquier aspecto de los romanos de aquella época, es que debe recordarse que esa sociedad estaba fraccionada en patricios y plebeyos y que los primeros lo eran por linaje, detentando los derechos políticos y económicos. Por eso, cuando se habla de la composición de los clásicos nombres romanos, estamos hablando de patricios, por cuanto los de los plebeyos se reducían a las antiguas formas de un nombre propio y que tras mucho tiempo fueron incorporando el de familia.

Hecha la aclaración, dentro de la época que tratamos, vayamos a los nombres de los patricios masculinos, por cuanto los femeninos diferían de estos y los veremos más adelante. Los hombres tenían tres nombres clásicos, que eran, praegnomen, nomen, cognomen, La tria nomia, que en adelante llamaremos prenombre, nombre y sobrenombre, puede observarse en Marco Tulio Cicerón, Cayo Julio César o Publio Virgilio Marón. A estos tres nombres en algunos casos, como veremos, podían sumarse uno o dos sobrenombres, y en determinados casos, se agregaba una forma muy especial que era el agnomen.

El prenombre era el nombre propio de cada romano que corresponde a nuestro actual nombre de pila (por la pila bautismal). Los romanos no fueron muy originales en asignar prenombres, utilizaron muy pocos, siendo los más comunes Cayo, Marco o Lucio. A los primogénitos se les daba los tres nombres del padre, idénticos al del abuelo, bisabuelo, etc. Los otros hijos varones variaban sólo el prenombre. La nominación se efectuaba nueve días después y se registraba con una fórmula de abreviaturas. Entre estos tres nombres, el central era el de familia y corresponde a nuestro apellido. Pero aquella familia romana difería de la nuestra.

La familia romana, aparte del parentesco natural por consanguinidad, también estaba institucionalizada por la religión manifestada en los cultos propios del hogar, los lares y a los antepasados, los manes. Pero las hijas, al casarse, dejaban de ofrendar en la suya de sangre para hacerlo en la de su marido y sus antepasados. Esto llevaba a que sus hijos tendrían otro parentesco al de sus tíos y primos consanguíneos. Sin embargo, podían tener el mismo nombre de familia que sus antiguos parientes consanguíneos, por pertenecer a una misma gens.

El nombre gentilicio tenía la particularidad de la terminación en “io”, detalle que puede observarse en los ya citados y muchos otros, como Cayo Clinio Mecenas, Quinto Horacio Flaco, Marco Porcio Catón o en Cayo Octavio Turino. La gens también tenía carácter de cofradía por cuanto sus miembros no podían hacerse acusaciones públicas.

Los sobrenombres fueron apareciendo en los últimos siglos anteriores a Cristo y las razones del agregado fueron varias, por lo cual, en algunos casos llegaron a ser más de uno. Los más antiguos surgieron como apodos que luego, que en determinadas situaciones, pasaron a denominar una rama familiar a la par de la aparición de esta modalidad. Acorde con la evolución de intereses económicos y políticos, las nuevas generaciones fueron incorporando distinciones dentro de la gens a partir de un determinado descendiente que pasaría a diferenciarse de la descendencia sus hermanos.

Las fuentes por las que se adoptaban los sobrenombres eran muy variadas y llegaron a serlo por razones honoríficas. Como modelo puede citarse el caso de los Escipiones, rama de la gens Cornelia, dominante en la Roma de los siglos III y II a. C. El sobrenombre Escipión deviene de un Publio Cornelio Escipión del siglo IV a.C., al que le fue dado este sobrenombre por haber servido de scipo —báculo o bastón— a su padre ciego.

El indicado es un caso típico de apodo que fue utilizado también como identificación de una rama en una gens. Pero como también los sobrenombres tuvieron por origen títulos por honores, un Publio Cornelio Escipión, de los muchos que hubo desde aquel que hacía de lazarillo a su padre, fue vencedor de Cartago en la batalla de Zama, en el 202 a.C., dando fin a la segunda guerra púnica. Por vencedor de la potencia en la costa africana fue apodado por decreto senatorial como “El Africano”. Hubo otros por títulos como Cayo Pompeyo “Magno” (El Grande) ganado por múltiples triunfos militares. Los de títulos no pasaban a los descendientes.

El agnomen es una nominación que surge de una institución que era la adopción política que se efectuaba entre adultos. El trámite requería, por lógica, de un adoptante y un adoptado. Para ejemplificar vayamos a nuestro conocido Publio Cornelio Escipión Africano que adoptó a su sobrino, el joven Lucio Emilio Paulo, hijo de héroe militar y también lo será él, pero como Publio Cornelio Escipión Emiliano, por derecho de usar el nombre gentilicio, o todos, del adoptante y agregar el gentilicio de su familia, Emilio, que será el agnomen.

A título informativo cabe señalar que el destino quiso que este nuevo Escipión adoptado, también fuera vencedor de Cartago en la tercera y última guerra púnica en 146, arrasando la ciudad, contra su voluntad, por imposición del senado romano. Por su triunfo recibió el apodo de Africano menor. Años después, obtuvo otro apodo, el de Numantino, por su acción de arrasar, sin imposición del senado, a la hispánica Numancia en 133 a.C., después que los sitiados prefirieron morir a entregarse, según quiere más la leyenda que la historia. Así, se iban acumulando los apodos, resultando nombres verdaderamente largos y complicados, como los que lucen los reyes de hoy día (y eso que no existía el recurso de añadirle “y de todos los santos”). En el vivo tenemos el ejemplo de Quinto Cecilio Metelo Pío Escipión Nasica.

Hay otro caso de adopción que tuvo trascendencia política fundamental en la historia de Roma. Fue el padrinazgo de Cayo Julio César sobre su sobrino nieto Cayo Octavio Turino que adoptó el nombre de Cayo Julio César Octaviano, que luego será el primer emperador conocido por la dignidad imperial de Augusto.

El nombre de las mujeres se encuadra en la situación de las mismas en la sociedad romana, aún cuando con más libertades que las griegas. Pero de todos modos estaban supeditadas primero a la potestad de los padres y luego a la de los maridos. Las mujeres no usaban prenombre, se las llamaba por el nombre de la familia gentilicia. En caso de dos hermanas se diferenciaban por mayor o menor. Si había más, se le asignaba un sobrenombre ordinal.

La hermana de Lucio Emilio Paulo, padre del joven adoptado Escipión Emiliano, era Emilia, casada con Publio Cornelio Escipión el Africano. La hija de éstos será Cornelia. Se casó con Tiberio Sempronio Graco, del que enviudó y se distinguió por la formación de sus hijos, los tribunos de la reforma agraria conocidos como los “Gracos” Tiberio y Cayo que fueron asesinados. Una hermana de éstos, Sempronia, fue esposa de Escipión Emiliano.

Ya en el imperio fueron apareciendo sobrenombres femeninos referidos al linaje con la particularidad de la terminación en “illa” Un caso de valorización del linaje de la mujer fue el de la segunda esposa de Augusto, descendiente de la aristócrata familia Livio, mantuvo también el sobrenombre Druso de sus ascendientes. Esta mujer fue Livia Drusilla, madre de Tiberio, hijo de un matrimonio anterior, que fue sucesor de Augusto.

http://www.arqueologos.org/article.php3?id_article=168

http://es.wikipedia.org/wiki/Nombre_romano

Los nombres propios entre los romanos se otorgaban el octavo día después del nacimiento a las niñas y el noveno a los niños. Este día era denominado dies lustricus, y en él, el recién nacido era legitimado por su padre ante el hogar doméstico; esto se realizaba mediante la ceremonia de alzar al recién nacido del suelo (tollere filium) y tomarlo en brazos. En ese momento, tras purificarlos (lustrare) se daba el praenomen (equivalente a nuestro nombre de pila) a los niños, siempre coincidente con el de alguno de sus antepasados; a las niñas se les daba su nomen, siempre coincidente con el de su familia (gens). De este modo, las niñas de las gens Iulia (Julia) se llamaban todas Julia, y Cornelia las de las gens Cornelia, incluso con posterioridad a su matrimonio. Únicamente se les podía añadir un cognomen que correspondía a un numeral para distinguir su posición en el nacimiento: Prima, Secunda, Tertia, Minor. A veces se las denominaba por diminutivos, como Julilla o Lilla.

Los praenomina eran un catálogo reducido de nombres de manera que se identificaban fácilmente por sus abreviaturas:

Diminutivo

Nombre

Diminutivo

Nombre

A.

Aulus

Mam.

Mamercus

Ap.

Appius

N.

Numerius

C.

Caius (Gaius)

P.

Publius

Cn.

Cnaeus (Gnaeus)

Q.

Quintus

D.

Decimus

Ser.

Servius

K.

Kaeso

Sex.

Sextus

L.

Lucius

Sp.

Spurius

M.

Marcus

T.

Titus

M'.

Manius

Ti.

Tiberius

Los varones de edad adulta (y de clase noble) disponían de los Tria nomina ('los tres nombres'), de origen etrusco: el citado praenomen, el nomen correpondiente a su gens, y un cognomen, equivalente a un segundo apellido.

El gentilicium o nomen gentile, que ocupaba el segundo lugar indicaba el nombre de la gens (el linaje) a la que pertenecía el individuo.

El cognomen en origen es un mote que se adjudicaba por las más diversas razones: por un objeto asociado a una anécdota (Praetextatus = el de la toga pretexta; Scipio = el bastón; etc.); a un defecto físico (Caecus = ciego, Cicero = el garbanzo, Claudius = el rengo, etc.); a las victorias conseguidas (Africanus, Hispanus, etc.); o cualquier otra. Con el tiempo se convierte en un segundo apellido y pueden añadirse otros cognomina; por ejemplo, una rama de la familia Cornelia es la de los Cornelios Escipiones. En caso de individuos de la misma familia, en especial padre e hijo con el mismo nombre, se recurría a las designaciones auxiliares de maior y minor.

Esta nomenclatura sólo servía para quienes fueran liber (libre) o ingenuus (hijo de libre); los esclavos, libertos y extranjeros tenían otros usos. Los adoptados tomaban los nombres de los adoptantes y, bajo la forma en -anus, el de su propia familia. El esclavo emancipado tomará los dos primeros nombres de quién lo libere y los antepondrá al propio.

Ejemplos:

  • Publius Cornelius Scipio Africanus maior, padre de:
  • Publius Cornelius Scipio, hijo mayor del primero y padre adoptivo de:
  • Publius Cornelius Scipio Aemilianus Africanus minor
  • Julia (hija de Julio)

Resumiendo:

En los hombres:

Nombre+Gentilicio (Gens o familia)+ Apodo o rama familiar.

Ej. Marco Tulio Cicerón. Marco es su nombre de pila, Y el resto indica que es un Tulio (familia o gens, descendiente del famoso rey Servio Tulio) de la rama Cicerón, que a su vez fue un antiguo mote (garbanzo), que dio nombre a esta rama familiar. Sus más cercanos le llamarán Marco, los más distantes, Cicerón (que es como prefiere hacerse llamar, debido a su originalidad) y los esclavos y plebeyos, Dómine Tulio o similares. Si fuera el año de su consulado, también podría ser denominado por su cargo: Cónsul Cicerón. En fin, casi como hoy día. Es curioso el caso de un censor de la época, que fue cónsul durante la revolución de Espartaco y a los dos años, llegó a este cargo, uno de los más respetados de Roma. Se llamaba Lucio Gelio Poplícola (o Publícola) pero sus más cercanos, apocoparon su cognomen Poplícola (amigo del pueblo) a Popi, nombre que parece más de una mascota que del encargado de la moral del pueblo romano.

El nombre puede ser muy útil para demostrar los sentimientos que se tienen hacia la persona a la que uno se dirige y según la denominación que use el interlocutor, se podría llegar a conocer si es un amigo, enemigo, si honra o burla al personaje que nombra. Intentad tener claro cómo llamaréis a los demás durante el vivo, al menos, a priori, pues con los pactos, se limarán o surgirán asperezas, que harán cambiar la imagen que tenéis del personaje con el que estáis hablando.

Me han preguntado sobre Cleopatra y creo que la mayoría, debería de dirigirse a ella como Majestad o similar. Su Dama, le hablará con algo más de familiaridad y quizá algún personaje que le haya prestado algún servicio, como Marco Antonio (No, aún NO es "ese tipo "de servicio...hablo de cuando le ayudó a su padre con su ejército a reinstaurarse en el trono, cuando su hermana Berenice se lo arrebató). Otra cosa es que el personaje os deje llamarle de otra forma o que deliberadamente, como digo arriba, deseéis insultar...hecho que corre a vuestra cuenta y riesgo.

Recordad también que hay militares y Senadores y se les puede tratar por su cargo, sobre todo si se quiere indicar respeto o distancia social. Los esclavos, usarán "Domine/Dominus" o "Domina" y el Nomen de su amo, excepto si el dueño decide "rebajarle" el tratamiento, por gran confianza, cercanía, etc.

Ejemplos de apodos: Sila=Tez rojiza. Rufo=Pelirrojo, Numídico=conquistador de Numidia, Nasica=Narizotas, Estrabón=Bizco, Magno=Grande.

7/3/11

Sistema monetario y el coste de la vida en Roma.


Hola de nuevo!!
Pensaba subir este post un poco más adelante, pero a petición popular, lo hago ya para aclarar dudas. Ante todo, comentar que sólo es una referencia para los pjs, nada exhaustivo ni muy exacto, pero con ello, será suficiente.
Espero que os quede más o menos claro el tema económico. En la imagen podéis ver un As de bronce de Claudio.
P.

"La evolución de las monedas nos habla de la economía, de la propaganda, son un medio de transmisión de ideas"

Como dijo Petronio: “Un as tenéis, un as valéis”. Es difícil concretar la relación entre precios de los objetos de la época, con el poder adquisitivo de las gentes de Roma. Pero como esto es un vivo y no un doctorado, voy a tomar referencias de lo que hay y las voy a adaptar a nuestra conveniencia.

TABLA DE EQUIVALENCIA:

1 AS (BRONCE) = 1/4 SESTERCIO (PLATA)

4 SESTERCIOS(PLATA) = 1 DENARIO (PLATA)

25 DENARIOS (PLATA) = 1 ÁUREO (ORO)

Grandes cantidades de Dinero:

TALENTO DE ORO O PLATA = 33 Kg.

Así, vemos que el As era la moneda de menor valor y el áureo, muy valiosa e infrecuente. Desecharemos el resto de monedas fraccionarias y el uso de otras monedas como el antoniano, por la complejidad del sistema. También se obviará el dinero de “provincias” como las monedas ibéricas, la peculiar moneda judía, etc.

El talento era una cantidad de metal de varios kilos y no una moneda en sí.

Aureus latino =25 denarios de plata=100 sestercios.

Ahora veamos el poder adquisitivo y su relación con los sueldos:

1 Denario de plata=4 sestercios. =SALARIO DIARIO DE UN JORNALERO.

Supongamos que un jornalero cobrara el equivalente a 1000 €/mes, entonces aproximadamente:

1 DENARIO = 35 €

1 sestercio = 9 €

1 as = 2 €

La barra de pan de Bea

El coste de una barra de pan es un gran referente, como siempre dice Bea, así que ahí va en su honor: Pan (para un día de una familia plebeya y teniendo en cuenta que era el alimento básico), costaba alrededor de 4 ases= 1 sestercio. Parece caro (hemos quedado que sería el equivalente a 9 €), pero solía ser menor, sobre todo cuando los populares repartían grano de forma gratuita. Tened en cuenta que comían mucho pan al día. Mucho mucho. Era la parte fundamental de su dieta, tanto el pan, como el trigo cocinado en forma de gachas, tortas, etc. Aún les quedaban 3 sestercios cada día, para otros gastos.

1kg de pan rondaba los 3 ases (no llegaba a 1 sestercio).

Una libra de aceite (1/3 de litro) oscilaba alrededor de 1 sestercio.

Otras fuentes indican que el Aureus se puede comparar con una libra esterlina o 5 dólares americanos de preguerra (2ª Guerra Mundial, of course).

Rentas de ejemplo:

1.-Ejemplos de grandes sumas económicas:

-Cicerón contaba su dinero por millones de sestercios y Craso por decenas de millones.

-César sobornó con 12.000 Denarios a los soldados de Sila, el Dictador, para que lo dejasen escapar con vida. (Su cabeza tenía precio, entonces, supongo que la suma de la recompensa de César, sería menor que lo ofrecido: podría rondar los 10.000 denarios.)

-Craso (lamentablemente fallecido) tenía una fortuna valorada en unos 200 millones de sestercios, unos 1800 millones de €.

-Lucio Paulo poseía 70 talentos y sólo era un senador medianamente acomodado. (2.300 Kg de oro…)

-En una fastuosa cena, Lucio Vero gastó 6 millones de sestercios.

2.-Rentas anuales:

-Médico famoso: De 250.000 a 600.000 sestercios =2.250.000 -5.400.000 €/año!!!!!!

-Procónsules: "Cobraban" 875.000 Denarios (30.625.000 €) / año. En realidad era un cobro indirecto, pero es para simplificar.

-Profesor estatal de retórica: 100.000 sestercios (900.000 €) / año.

-Honestiores (clase social superior a la plebe, pero inferior a la clase ecuestre): No solían tener ahorrado más de 5.000 sestercios, unos 1.250 denarios, 43.750 €. Diez veces menos de lo requerido para poder optar al Cursus Honorum.

-Legionario: 900 sestercios (8.100 €) / año. Los legionarios de César tenían un sueldo establecido de 225 denarios anuales (1.350 sestercios).

-Jornalero/obrero (Humiliores): 365 Denarios (3.285 € ) / año. Suponemos que alimentar a la familia plebeya, era una tercera parte de esta cantidad.

A veces, se incluía la manutención y se seguía usando el trueque, sobre todo en los mercados y en el campo.

Interés bancario:

-Los bancos ofrecían préstamos del 6 al 12 % de interés (variaba si la transacción era en Roma o en provincias).

-Y si el préstamo lo realizaban usureros, se incrementaba considerablemente.

Otras medidas no pecuniarias de nivel socio económico:

-Nº esclavos: Los ciudadanos de baja burguesía no contaban más que con uno o dos esclavos. Pero los ricos, los contaban por centenares.

Otros datos económicos:

-Fomento de la natalidad: Los campesinos recibían 4 denarios/mes por hijo.

-A veces había repartos de trigo, harina o pan por parte de gobiernos que se querían ganar el voto popular, como comentaba arriba.

-Trueque: Siempre se usó, sobre todo en los mercados y en el campo.

-As o Libra de plata: La moneda en plata era la de uso efectivo, aunque se usara el oro, vellón y otras aleaciones. Se dividía en partes: Denario, sestercio (los más usados). Anverso: Cabeza de Jano/Reverso: Cabeza de Mercurio.

-Talento=9600 Denarios=30.400 Sestercios. En época contemporánea a partida, surgió el Denario áureo, con el mismo valor que un as

-El Denario de oro=100 sestercios

-Sestercio=1/4 denarios. Acuñada en bronce habitualmente. Figura con corona de laurel.


Talento (32,400 g) = 100 libras (324 g)

1 libra = 12 onzas (27 g)

1 onza = 8 dracmas/denarios (3,36 g)

En el vivo, usaremos monedas españolas de pequeño valor, para propinas y pequeños gastos de mano, si no conseguimos nada mejor. En la siguiente tabla copio las equivalencias. Para mayores cantidades funcionaremos con una especie de pagarés en papel.

DENARIO

SESTERCIO

EQUIVALENTE DE JUEGO (a concretar aún)

SESTERCIO

1/4

1

1 CÉNTIMO

DENARIO

1

4

2 CÉNTIMOS

AS de oro (denario áureo)

10

40

5 CÉNTIMOS

AUREUS

25

100

10 CÉNTIMOS

TALENTO

9600

30400

Papel/pagaré.

Partiendo del valor relativo de 1 Denario=sueldo de un día jornalero, supondremos lo siguiente:

PRECIO

SERVICIO O ACCIÓN POSIBLES

1 DENARIO

1 DÍA SUELDO JORNALERO/LEGIONARIO

1 SESTERCIO

-1 DÍA COMIDA FAMILIA SENCILLA

-PROPINA DECENTE PARA SERVIDUMBRE

-UNA NOCHE ALOJAMIENTO EN POSADA MODESTA CON CENA INCLUIDA

-1/3 litro DE ACEITE

1 As de oro

Más de un mes de sueldo de un trabajador medio.

Buena propina o soborno para clases medias, por algún pequeño favor.

1 talento

Soborno para personas de clase alta, pero si lo que se pide es mucho o la persona muy digna, la cosa podría ascender a varios miles de talentos e incluso pedir ser complementado con favores, esclavos, etc.

La ley romana de Las Doce Tablas (450 a. C) ordenó que se empleasen estas monedas en lugar de cabezas de ganado para las transacciones comerciales, así que desde mediados del siglo V a. C., los romanos se convirtieron en una sociedad monetarizada.

Cuando se trata de monedas romanas siempre hemos oído nombrar la principal de todas: el sestercio. Llegó a ser la moneda más utilizada, aunque no era la unidad, ni la primera.

Al principio, como en todas partes, las monedas se basaban en el peso, y, por tanto, la primera moneda se trataba del as (assis) que pesaba 12 libras. Poco a poco fue devaluándose, como ocurre en todos los países, y del as que pesaba 12 libras se pasó al assis trientalis, que pesaba 1/3 de libra (fin del siglo III), y, más tarde al assis uncialis, o sea, el que pesaba una onza (uncia), o sea 1/12 de libra (siglo II)

De la misma forma el sestertius comenzó siendo equivalente a 2 ases 1/2, y por eso se llama así: semis tertius (es decir, que del tercer as, sólo se toma la mitad) y su símbolo era inicialmente IIS (unus, unus et semis), que luego se convirtió en HS. Pero más tarde, (siglo II) se devaluó y valía 4 ases.

Al perder valor las monedas normales, se tuvieron que inventar múltiplos para poder manejarse mejor: el denarius (de donde procede la palabra dinero) de plata, que al principio valía 10 ases. Más tarde también se devaluó y llegó a valer 16 ases.

César creó el aureus, que como su nombre indica era de oro y valía 25 denarios.

El término nummus indica, simplemente, pieza de moneda. Pero por lo general se refería a la moneda más usual, que era el sestercio.